Un día, la profesora nos animó a visitar un local de música country: El Nashville Country Club. Ese día cambió mi vida. Me fascinó el ambiente, la energía de la gente bailando en línea, todos vestidos de cowboy, con sombrero, botas y hebillas. Fue amor a primera vista. Un año después, estaba dando clases sobre el escenario del Nashville.
Empecé a ir regularmente. El local, que por aquel entonces era la catedral del Line Dance Country en España (más tarde conocido como Catalán Style), ofrecía clases de miércoles a domingo. Coincidió con mi separación, un momento en el que me sentía sola y necesitaba un nuevo entorno. Allí conocí a personas que hoy son grandes amigos y que compartían la misma pasión por la música y el baile.
Mi vida dio un giro radical. La música y el baile llenaron gran parte de mi tiempo, y compartirlo con gente que sentía lo mismo me hizo sentir segura y motivada para avanzar. Al poco tiempo, ya estaba impartiendo clases en el Nashville, y no he parado desde entonces. He enseñado en todos los locales de country de España —Wild Bunch, Kansas, El Barn, Renegade, Legends— y he viajado por Francia, Italia, Suiza, Irlanda e Inglaterra impartiendo workshops, participando como jurado en concursos y disfrutando de festivales y conciertos.
Hoy, mi vida gira en torno al Line Dance Country. Comparto mis conocimientos y experiencia para que otros puedan bailar y sentirse parte de esta gran familia. Tras el confinamiento, creé STEPS TO COUNTRY, una comunidad online de clases y talleres donde compartir intereses, objetivos y experiencias, sin importar dónde estés.
He grabado un video en YouTube, Facebook e Instagram donde cuento esta historia con más detalle.
Link...
¡Pásate y cuéntame tu historia!
Un abrazo,
Si quieres, puedo hacer una versión todavía más “instagramable”, con frases más cortas, emotivas y que mantenga el ritmo de lectura rápido para captar la atención de quien navega tu web o redes. Esto funcionaría genial para storytelling digital.
¿Quieres que haga esa versión también?
Sobre Silvia Calsina
¡Perfecto! Entonces, aquí te dejo una versión más narrativa, con ritmo y fluidez, pensada para enganchar desde el primer párrafo:
Baila como si nadie te estuviera mirando.
Esa frase anónima resume lo que bailar significa para mí. Bailar me desconecta, me centra en la música y en los pasos, y me permite disfrutar cada instante como si fuera único. Cada día deberíamos regalarle a nuestro cuerpo un pequeño momento para bailar… y, en mi caso, ese baile siempre ha sido Line Dance Country.
Todo comenzó hace 19 años, por casualidad. En la escuela de danza de mi hija Ivet ofrecían un intensivo de Line Dance Country. Siempre me había gustado bailar y la música country, pero en aquel momento, casada, madre de tres hijos y trabajando sin parar, dedicaba muy poco tiempo a mí misma. Aquella clase fue la excusa perfecta para hacer algo de ejercicio y romper la rutina. Así que, junto a una amiga, nos lanzamos a la aventura. ¡No te imaginas lo torpe que era al principio! Salíamos de clase y no recordábamos ni un paso, pero nos reíamos tanto que cada caída valía la pena.